Takuboku y Shiki. Articulo publicado en la revista La Ballena Blanca, Buenos Aires, Argentina

Sobre renovación póetica durante la modernización de Japón:
El Diario rômaji de Takuboku y el Diario de la peonia de Masaoka Shiki.

Amalia Sato

A la pregunta de Gramsci" ¿son los intelectuales un grupo social autónomo e independiente, o por el contrario cada grupo social tiene una categoría propia y especializada de intelectuales?", respondieron los escritores japoneses de la modernización (1868-1912) con la primera opción, con convicción y deseo de fundar una clase aparte. En el mundo literario (jap. bundan) que surgió entonces, según muchas pautas de un siglo XVIII que aceleradamente se iba dejando atrás, libres para dedicarse a intercambiar sus escritos o fundar suplementos sobre arte, en una bohemia donde el escritor profesional es figura, la permanente efervescencia da lugar de continuo a ronsô o disputas, sostenidas mes a mes en revistas o diarios; zadankai, discusiones, o mesas redondas, cuyos desarrollos se publicaban y polémicos zuihitsu o ensayos teóricos.

Una modernización que se iniciaba restaurando la figura del Emperador llevaba en sí el germen de violentas contradicciones: mientras los artistas se asociaban libremente por un lado, discutiendo las novedades del romanticismo, el simbolismo y el naturalismo europeos, se organizaban ya en 1869 instituciones como un Comité Imperial de Poesía. Las proclamas de renovación poética se sucedían: el poeta Tekkan en 1894, en plena guerra con China, decía que el waka tradicional ponía en peligro a la Nación. Entre otros, también Ishikawa Takuboku y Masaoka Shiki lanzaron sus manifiestos y dejaron en diarios hoy célebres testimonio de su escritura experimental.

En la década de 1920, la sociedad de masas y el periodismo literario acabaron con el bundan, recordado por muchos como la adolescencia intelectual de Japón.

Takuboku y su diario en rômaji

Brillante estudiante, hijo de un sacerdote budista, a Ishikawa Takuboku (1886-1912) la fortuna literaria le sonríe precozmente cuando a los 16 años ve publicados sus tanka en la prestigiosa revista Myôjô (Estrella matutina) de Tekkan y su mujer, la poeta Yosano Akiko. Casado a los 19 años con , comienzan en enseguida las dificultades, acarreadas por el trío pobreza, enfermedad y bohemia: expulsión del colegio secundario; quiebre financiero de su padre; obligación como hijo mayor de convertirse en cabeza de familia; precarios trabajos como maestro, corrector de pruebas en periódicos, columnista; vida en pequeños alojamientos alejado de la familia a la que debe mantener; alcoholismo; y el incurable mal de la época. Su contestaria figura será para los poetas proletarios de la década siguiente la de un mentor, a quien su sensibilidad llevó incluso a ilusionarse con fundar un periódico socialista.
Pese al respeto de sus pares literarios, el marginado Takuboku así expresaba su visión de una imposible velada feliz:

Fumando fragantes cigarrillos egipcios,
Lanzando caprichosas volutas de humo,
Mientras corto las páginas de los libros flamantes
que las tiendas Maruzen me envían cada cuatro o cinco días,
Paso el tiempo en ensoñaciones hasta que anuncian la cena.

Además de notas y ensayos, llegó a publicar dos libros de tanka , y dejó una serie de diarios iniciados cuando tenía 17 años. Su deseo era que éstos fueran destruidos tras su muerte, pero no fue así: su viuda los entregó a un amigo, y quedaron atesorados por más de treinta y cinco años en una biblioteca. Al crecer su fama, se hizo más fuerte la demanda para que se hicieran públicos, y en 1954 fueron editados. El del año 1918 cubre los 365 días del año, 1903 y 1905 son años sin registro, el resto de los años tienen notas parciales y discontinuas. Pero es el de 1909 el que mayor interés despierta, pues es un inédito experimento con la escritura rômaji.
Durante casi dos meses, entre abril y junio de 1909, antes de que su mujer, su hija y su madre llegaran para instalarse en las minúsculas habitaciones sobre un local de barbería que había alquilado para volver a convivir con ellas, Takuboku redactó su diario en el novedoso alfabeto "rômaji" , todavía no popularizado, justificando su rebelión ante el ideograma como un modo de preservar su amenazada privacidad.

Miércoles, 7 de abril
[...] ¿Por qué pues me decidí a escribir este diario en letras itálicas? ¿Cuál es la razón? Amo a mi mujer, y porque la amo, no quiero que lo lea. Pero no es esto lo que realmente quiero decir. Es cierto que la amo, y también es verdad que no quiero que lo lea, pero estas dos afirmaciones no están necesariamente relacionadas.
¿Tengo acaso poco carácter? De ningún modo. Esta contradicción proviene de la existencia de esa errónea institución llamada Relaciones Conyugales. Matrimonio. Qué institución absurda. ¿Qué puedo hacer?
¡Qué triste! [...]

La experiencia de escribir por primera vez en el desarrollo de la expresión escrita de un diario en rômaji fue un modo personal de escapar a la represión ética, social y retórica. Dentro de una tradición que se inicia con los registros oficiales chinos, se renueva con el Tosa Nikki escrito en kana , y persiste con los diarios de mujeres de los siglos X y XI, y que existe como práctica confesional en la vida cotidiana, este diario que registra con un lenguaje coloquial sus furias, sus desprecios y fastidios no deja de emparentarse con la aparición de "la novela del yo".
Este singular producto de la modernización - en japonés Shisôsetsu o Watakushishôsetsu, o I-novel (según los americanos)-, es esa narración centrada en un yo, aún vigente en la ficción japonesa, cuyo tono confesional, detallado, detenido en menudencias materiales, frecuentemente fisiológicas, o en la descripción de prolongados o arduos estados mentales, es la respuesta japonesa a la pretensión analítica del naturalismo europeo - aunque también una derivación del género de "ensayo que surge del correr de la pluma" (zuihitsu), falto de estructura premeditada, iniciado por Sei Shônagon . El crudo diario de Takuboku comparte muchos de sus regodeos.
Por supuesto que también esta transcripción en alfabeto occidental, debe considerarse como un documento más en el movimiento iniciado en 1866, que al cuestionar la escritura con ideogramas chinos, proponía la unificación de lengua escrita y coloquial - a lo cual tanto contribuyeron las traducciones de obras de teatro occidental.

Comprendo el triste corazón de un terrorista ... El espíritu firme que no separa palabra y corazón. El corazón que en lugar de palabras arrebatadas intenta narrar por medio de la acción. El espíritu que lanza el propio cuerpo contra el enemigo. La tristeza de un ser apasionado y recto.
Al tomar una cucharada de chocolate frío después de una discusión sin fin, en su sabor ligeramente amargo, encuentro el triste corazón de un terrorista.

Takuboku se libera del romanticismo neoidealista, y de su narcicismo, deja de ser un espectador sentimental, para permitirse ser un diseccionador más despiadado que analiza a sus amigos, critica a su madre, lleva su contabilidad, narra las impresiones de sus frustrantes relaciones con mujeres. Es el mismo año de su ensayo Poemas para comer (jap. Kurôbeki Shi) publicado en el diario Mainichi entre setiembre y diciembre:

"La poesía no debe ser lo que usualmente se llama poesía. Debe ser un registro exacto, un diario honesto, de los cambios en la vida emocional de un hombre. Por eso ha de ser fragmentaria y no debe tener unidad"

"Obtuve la idea para el título 'Poemas para comer' de una propaganda de cerveza que veía a menudo en el tranvía. Quiero decir con ello que están apegados a la tierra, poemas con sentimientos que no se alejan de la vida real. No cosas deliciosas, no un festín, sino poemas con el sabor de nuestras comidas cotidianas; poemas, es decir, que nos son necesarios".

Después del diario en rômaji, sus tanka se cargarán con datos de su propia historia, como apuntes de una impiadosa novela personal inexistente. Sin restricción de temas, lleva Takuboku sus poemas hasta un extremo donde casi caducan como poesía, hasta un borde que anuncia la prosificación, el punto de la casi destrucción de lo poético:

"La poesía está sujeta a cierta restricción formal. Cuando queda completamente liberada, se convierte en prosa."

Cuanto más vulgar el asunto, más cerca de esta intención que el diario acompaña, más logrado el reflejo de emociones de un hombre moderno. La noción de una inspiración poética le desagrada, tanto como los términos "poeta" o "genio":

"El enrarecido nombre 'poeta' debe eliminarse. Niego la existencia de un tipo especial de hombre llamado poeta. Que los otros llamen a un hombre que escribe poemas poeta, sea, pero este hombre no debe pensarse a sí mismo como poeta. Mi manera de plantearlo puede ser impropia, pero si él se considera un poeta, sus poemas degenerarán".

Y afirma que escribe:

"sólo cuando me encuentro de un modo en que me desprecio o me dejo llevar por alguna circunstancia práctica, como la necesidad de una fecha de entrega. Escribo muchos poemas a fin de mes, porque me veo inmerso en circunstancias que me hacen despreciarme".

De su libro Un puñado de arena (jap. Ichiaku no Suna) de 1910:

Espejo en mano/ Pruebo a hacer todas las muecas posibles/ Ya rendido por el llanto.

Para divertirme cargué a mi madre sobre mis espaldas/ Pero era tan leve que me puse a llorar / y no pude dar ni tres pasos.

Por más que trabajo / mi vida es más pobre que nunca/ Clavo la mirada en mis manos.

Como un loto blanco/ florecido en una ciénaga/ la pena, nítida, flota en mi mente confundida.

Por algún motivo/ se abre un precipicio en mi cabeza/ cuya tierra se desmorona y cae día tras día.

Su colección póstuma tiene un título notable, efecto de esta reformulación de lo poético planteada desde 1909, Juguetes tristes (jap. Kanashiki Gangu) - aunque con el resultado de una respuesta influida por una visión alemana neoidealista, también Mori Ogai elaboraría en su relato Hanako (1912) apelando al ensayo de Baudelaire La moral del juguete (fr.La morale du joujou), su inquietud sobre mecanismos e intenciones en arte -.
De este libro:

Cuando respiro/ en el pecho se produce un rumor / un rumor más triste que el cierzo.

Por su mejilla una lágrima caía/ mientras me mostraba un puñado de arena .../ imposible olvidarla.

Escarbaba en la arena del médano/ y mis dedos dieron con una pistola patéticamente oxidada.

Y completo, el texto del martes 13 de abril de su diario en rômaji:

Martes, 13 de abril:
Al despertarme por un instante a la mañana, oí sólo cómo las sirvientas abrían las puertas aquí y allí. No otra cosa. Luego me volví a dormir, me di el gusto, hasta las once, un dulce ensueño de mañana primaveral. Un calmo día balsámico en esta estación de flores. Dentro de poco todos los cerezos de Tokio perderán su color. Otsune entró y comenzó a limpiar las ventanas.
Una triste carta de mi madre:

Abril 9
Ishikawa-sama,

La carta que usted ha enviado al señor Miyazaki el otro día me hizo feliz. Cada día espero su orden para partir y ya es abril. Hasta ahora me he ocupado de la niña y de preparar la comida, aunque no lo hago bien, y con Kyôko que crece día a día, ya siento que no tengo fuerzas para criarla. ¿Podría venir por nosotros para estar juntos?. Por favor, déme noticias. este mes hubo una tormenta fuerte los días 6 y 7. El agua se filtraba dentro de la casa y no había ningún lugar seco, de modo que estuve todo el día cargando a Kyôko sobre mis espaldas. Era lamentable. El dos de abril Kyôko se resfrió y aún no se ha repuesto. Su madre se va a las ocho y no vuelve hasta las cinco o seis. Me angustia mucho escuchar cómo la criatura llora por su madre. Para colmo no nos queda dinero. Hasta un yen nos ayudaría. Por favor, envíenos algo a la brevedad. ¿Cuándo podría hacerlo? Avíseme sin falta. Si no nos responde, cerraré esta casa y todas nosotras nos iremos con usted, así que dése por enterado.
Ya no podemos seguir en Hakodate, se lo repito.
Katsu

La carta de mi madre en su temblorosa y confusa caligrafía hiragana, llena de errores . Ninguna otra persona podría haber leído esto. Cuando era niña, según tengo entendido era la mejor alumna de un escuela privada en Senbokuchô en Morioka. Después de casarse con mi padre, probablemente no escribió ni una carta en cuarenta años. La primera carta que recibí de ella fue el verano del anteañopasado. Yo la había dejado en Shibutami sola y me había ido a Hakodate. Mi vieja madre, incapaz de soportar la vida en ese odioso villorio, se acordó de su hiragana olvidado y me envió una triste carta. Después de esto, cuando yo estaba en Kushiro a comienzos del año pasado, recibí una datada en Otaru. La de hoy es la quinta que ella me envía desde que estoy en Tokio. Comnparándola con las anteriores, los errores son menos y la caligrafía mejor. Esto me pone triste. Ay, cartas de mi madre.
Hoy no es un día feliz para mí. Cuando me levanté, fuera de sentirme pesado por haber dormido de más, estaba despreocupado y cómodo; la sangre me circulaba rápidamente con vigor por todo mi cuerpo. Pero eso duró sólo unos instantes. Después de leer la carta de mi madre, dejé de sentirme fresco. Y varios pensamientos me vinieron a la mente.
La cabeza comenzó a pesarme, como si estuviera sufriendo algo así como la opresión de la primavera, y yo estaba impaciente con el tedio de mis cavilaciones: "No me siento capaz de cumplir con esta pesada responsabilidad ... Mejor me doy por vencido ahora". Así pensaba.
Ya sé. Escribiría una novela por entregas en treinta capítulos o algo por el estilo. Tal vez esto me daría pronto algún dinero en efectivo. Pero no podía organizar mis pensamientos. Sólo me quedaba un boleto. Y decidí no ir a la oficina.
Vino el empleado de la biblioteca circulante, pero yo no tenía los seis sen que me pedía. Sin embargo, tomé en préstamo un libro llamado La batalla celestial y leí esto.

La Fundación de una Nueva Metróplis

LLegará el día de una batalla mundial.
Naves de guerra del aire como fénix surcarán el cielo en enjambre,
Y abajo, destrucción de ciudades y pueblos.
Una larga guerra continua. Y media humanidad, esqueletos.
Y después,
¿dónde construiremos nuestra Nueva Metrópolis?
¿Sobre las ruinas de la historia, sobre el pensamiento, sobre el amor?
No.
Sobre la tierra. Sí, sobre la tierra. En un sitio
sin distinciones, sin normas, ni siquiera para hombre o mujer,
bajo el ilimitado cielo azul.


Shiki y su Diario de la peonia

En su Carta Abierta a los Poetas de Waka de 1898 Shiki proponía una revisión de la tradición. En tiempos de la guerra con China, se muestra agresivamente nacionalista, calificando al poeta del siglo X Ki no Tsurayuki como "inepto" y a la antología clásica Kokin, de influencia china, como "horrible colección". En su proclama crítica y revisionista coloca a Buson e Issa por encima de Bashô, y en lugar de privilegio a la antología Manyô del siglo VIII. Desde ya que llama a no reconocer la autoridad del Comité Imperial de Poesía.

Más tarde, su amistad con el pintor Nakamura Fusetsu (1866-1943), que había residido unos años en París, y el conocimiento de su obra realista de técnicas occidentales, alimentó su concepción de la poesía como un "esbozo de la vida", con énfasis en la visualidad. La idea de una observación que recortara lo real, la noción de una aproximación esquisse, sketch, (en jap. shaseibun) es la propuesta que convierte en lema de su escuela. Un enriquecimiento de imágenes que también los cuentos para niños - reconocidos como consumidores y figuras inspiradoras por la modernidad - y las canciones infantiles acompañaban, en su caso, con influencia del simbolismo francés.

"Copiar la vida" (shasei) repetía, insistiendo en que las descripciones naturales fueran claras y emocionantes (inshô meiryô), valorando los objetos próximos de la vida diaria en un encuadre pictórico, planteo que sus enemigos calificaban de antilírico. El movimiento que lideró tenía una columna de expresión en un periódico, una revista, y hasta la aspiración a debatir con los románticos de la escuela de Tekkan.
Los títulos de sus poemas-esbozo se ajustan a su criterio de luz y color: Registro de un pequeño jardín, Impresiones desde el tren, Sonidos de una noche de verano, Silla de ruedas para un lisiado, En espera de la comida.

En sus últimos siete años, consumido por la tuberculosis, favorecida por la herida en un pulmón que había sufrido como corresponsal de guerra en 1895, Shiki no podía abandonar su lecho, y su mundo se limitaba a los contornos de su habitación y a un rincón del jardín visible desde la cabecera de su cama. La naturaleza, su tema preferido, había quedado reducida a las flores que sus amigos le llevaban como obsequio, o a un pez carpa en un balde, o rosas en una cerca de bambú. Uno de sus tanka más admirados es:
La rama de glicina que está en el vaso / es tan corta que no llega a tocar el tatami . En éste, el hiato entre lo real y lo retórico - pues en la poesía de la Corte ciertas olas por su forma se comparaban con los ramos de glicina (fujinami, olas como glicinas) - era la metáfora del poeta imposibilitado físicamente. Varias veces pensó en envenenarse. Y si lograba evadirse en algo gozoso, imaginaba que en el momento de morir soñaría con un conejo blanco. Confinado, escribe una serie de diarios en los que su prédica de un esbozo pictórico se vuelve práctica desde un punto de vista implacablemente minucioso:

"Después de cenar, y cuando descansaba acostado mirando hacia la izquierda, me di cuenta de que la glicina que había sobre mi mesa, nutrida por el agua, estaba en su esplendor. Murmuré ¡qué magnífica, qué bella!, y vagos recuerdos nostálgicos de poemas de Heian, aletearon por mi cabeza. Extrañamente conmovido quise escribir algún tanka. Consciente de lo descuidado que tenía últimamente el arte de la poesía, tomé el pincel con cierta inseguridad."

Sus últimos ensayos en forma de diario poético son: Una gota de tinta china, Habitación de enfermo, Registros ociosos de un enfermo. Y Registro en verso de mis peonías (jap.Botan Kuroku):



9 de mayo.
Con mi temperatura anormalmente alta, estos últimos días y noches se han convertido en un infierno de fuego. Esta mañana han venido Haritsu y Sokotsu y me han traído un tiesto con peonias. Se me advertía: "Delicada". Las flores eran de un rojo claro. A la noche llegó Kyoshi con platillos occidentales. Tomo mis remedios dos veces durante el día y otras tantas de noche, pero aunque estoy exhausto por el sudor excesivo, me cuesta dormir.

Aquí en su papel de seda
el ramo de flores:
las peonias.

Traídas por un
jinrikisha , las peonias
todavía se balancean.

El regalo que me han
traído son peonias cuidadas
dentro de un tiesto: como mi enfermedad.

Basta
Una reluciente flor de peonia
Para iluminar la habitación del enfermo.

Grave ahora,
Postrado por la enfermedad:
Flores de peonia.


Por debajo queda
El texto enmarcado del Señor Masamune:
El tiesto de peonias.

Protegidas por el sombrero de lluvia
Y la capa de paja de un poeta itinerante:
Peonias en una vieja casa.

Esta noche he escuchado el primer tordo del año.

En el tokonoma
La oscuridad de las peonias:
El tordo canta.

Durante el día mi tío me visitó.

10 de Mayo.

Después de un enema dormí un rato a la mañana. Me siento ligeramente mejor.
Siempre este asunto de mi tristeza con la llegada de mayo:

Mes de malos presagios
Cuando se abren en el jardín:
Las flores de peonia.

La insufrible pena me hace preguntarme qué sostiene mi deseo por vivir. ¿Moriré? ¿He de morir? Tomo con resignación mi dosis de medicina y, pensando que moriré, reconozco mi vida tan precaria como el rocío. Vamos: vale la pena cierta distracción para organizar la más espléndida celebración de una vida -en esta Partida mía. Tan sólo debería fijar un día, hacérselo saber a esta y a tal otra persona, y pedir a todos los invitados que vengan con flores o frutas en lugar de lo que usualmente se lleva a los muertos. Una vez que estén todos reunidos, cada uno compondría un haiku elegíaco. Qué deleite sería elegir las frutas de mi agrado, y entonces con la panza llena allí, en medio de montañas de flores y frutas, ubicarme con gracia y tranquilamente entregarme al sueño eterno.

¿Por qué no morir entonces,
con la vista de las peonias,
mientras como manzanas?

Se ha producido un silencio
alrededor del lecho del enfermo
cuando los pétalos se desprenden

Dos como escamas han caído
y la forma de las peonias
ha cambiado por completo

Hyôtei vino por la mañana. Saemon apareció por la tarde y el pintor Fusetsu al atardecer. El papel cubierto con sus láminas parece una pintura gracias a las flores deshechas.

11 de mayo
Por la mañana Katsuô y Teiken pasaron. Ya no quedaba ni una flor de peonia.

Las peonias caídas,
Y lo que ha quedado
es - el rostro de Bashô.

Se me ocurrió separar un enorme pétalo, pero los niños tomaron lo que estaba esparcido y acabaron con todo.
Me tomé la temperatura esta noche y vi que llegaba a casi 40 grados. Hace poco había subido dos veces por día, como ayer, pero hoy, como antes, subió sólo una.

Tres días
la duración de las peonias:
Igual mi registro en verso.

(Versión completa de Registro en Verso de Mis Peonias (jap. Botan Kuroku)

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